“Mucho aprendemos de los libros, pero más prendemos en la contemplación de la naturaleza, causa y ocasión de todos los libros.
¡ Quién sería capaz de encarecer lo que yo me deleité con aquellas sabrosísimas lecturas!. Tan grandes fueron mi entusiasmo y alegría que me olvidaba de todos los vulgares menesteres de la vida material.
¡Cuántas exquisitas sensaciones de arte me trajeron aquellas admirables novelas! ¡Qué de interesantes y novísimos tipos humanos me revelaron!
Verdad es que casi todas las novelas devoradas por entonces pertenecían a la escuela romántica, a la sazón en boga, cuyos héroes perecen forjados expresamente para subyugar a la juventud, siempre sedienta de lances extraordinarios y de aventuras maravillosas.”
Santiago Ramón y Cajal ‘Mi infancia y juventud’